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jueves, abril 25, 2019

Le Cinque Terre, La Spezia, Italia

CINQUE TERRE

Cinque terre es una línea de pueblitos pesqueros centenarios a orillas del mar de Liguria. Sus pueblos se caracterizan por lo colorido de sus casas construidas en terrazas que parecen que van a caer al mar en cualquier momento. 

Los cinco pueblos que conforman esta zona (también conocida como Parque Nacional de Cinque Terre) son Monterrosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore. De los cinco, cuatro están a orillas del mar y Corniglia está en la montaña en medio de viñedos. Yo visité los pueblos costeros además de otros dos pueblos que se encuentran al principio y al final de esta zona.

Tomé como base el pueblo de Levanto, que no forma parte de le cinque terre, pero que está muy cerca y con un buen servicio de trenes que la comunica con el resto de las poblaciones. 

Debido a que son pueblos costeros construidos en laderas, la mejor opción desde mi punto de vista es verlos desde el mar. Así que tomé un barco desde Levanto (sale uno cada mañana -dos en temporada alta-) hasta Porto Venere. La otra opción para tomar este barco es desde Monterosso al Mare, desde donde la frecuencia es mayor. El costo es de 35 euros, con la opción de viajar todo el día y bajarse y subirse en cualquiera de las paradas que hace. Yo hice el viaje completo hasta Porto Venere.

Intentaré hacer una breve descripción de los lugares visitados:

Porto Venere

Golfo dei Poeti en Porto Venere
En la costa de Liguria, al noroeste de Italia, Porto Venere es conocida como el Parque Natural Regional de Porto Venere, que comprende no solamente la ciudad, sino un pequeño archipiélago que se encuentra frente a ella. 

Una vez fuera del barco, iniciamos una caminata por la ciudad. Su zona costera está llena de bares y restaurantes, sin faltar las tiendas de Gelato italiano. Al adentrarnos en sus callejones, encontramos un sinnúmero de tiendas de souvenirs,  de productos de la zona como el pesto o el aceite de oliva y también de comida "to go" como unos conos de papel llenos de calamares fritos, muy populares entre quienes disfrutan de los mariscos.

Porto Venere posee un centro histórico de increíble belleza y de empinadas calles, así que para conocerlo siempre irás cuesta arriba o cuesta abajo, pero vale realmente la pena el esfuerzo de esas caminatas.

Porto Venere posee una fortaleza: la fortaleza de Doria construida en el siglo X y extendida a lo largo de los siglos. El punto más bello y representativo de esta muralla, es la Iglesia de San Pietro, símbolo de la ciudad, construida en  mármol policromado en el siglo X con arcos abovedados ojivales y que parece recibir a los visitantes cuando se acercan al puerto, pues está construida en la parte alta de un acantilado.

Porto Venere es un sitio para caminar y descubrir. Subir las gradas que conectan un callejón con el siguiente, ver los magníficos jardines que mantienen sus habitantes y admirar sus rincones, el color de las aguas que lo rodean y disfrutar de las vistas que se encuentra uno en el camino.







Riomaggiore

Como tenía el boleto de barco para todo el día, lo tomé de nuevo para ver por última vez el Porto Venere desde el agua y dirigirme a Riomaggiore.

Riomaggiore es el primero o el último pueblo de le cinque terre, dependiendo de donde se inicie la visita. el barco. al irnos acercando se puede apreciar la belleza y el colorido de sus casas. Riomaggiore está dividida en dos partes. La parte "alta" es la aldea de los campesinos y la parte "baja" es la aldea de los pescadores, dominada por un puerto diminuto. El límite imaginario entre ambas es el túnel que une a la ciudad con la estación del tren. Es la más grande de las cinque terre. Para quienes disfrutan de las caminatas, aquí está la oficina principal del parque nacional, donde se puede encontrar información sobre cómo hacer el recorrido de unos 14 kilómetros que une a los cinco poblados. Se recomienda calzado adecuado (hay una multa de dos mil euros para quien deban socorrer y esté haciendo el recorrido con otro tipo de calzado como sandalias) y estar en buena forma, pues gran parte del recorrido es cuesta arriba.

Riomaggiore es un pueblo colorido, lleno de vida y de rincones muy bonitos. También es un sitio muy concurrido, especialmente durante días festivos, como fue mi caso, lo que hace que al caminar por sus calles nos encontremos una gran cantidad de gente. Aunque las paredes de muchos de sus edificios parecen necesitar una mano de pintura, yo creo que se dejan así a propósito, para vender ese aire rústico y antiguo que se respira en este pueblo.




Manarola

Desde Riomaggiore caminamos por el túnel que nos llevó a la estación del tren y de ahí tomamos el tren hacia Manarola (se tarda más esperando el tren que lo que dura el viaje, pero bueno, era un asunto de conveniencia). Hay una ruta que une a Riomaggiore con Manarola: la "ruta del amor" pero actualmente está cerrada debido a deslizamientos.

Por cierto, el tren que une los pueblos de cinque terre cuesta 4 euros por trayecto, ya sea desde el primero hasta el último de los pueblos (unos 14 kms) o de un pueblo a otro, como en este caso (1 km).

 

Famosa por sus viñedos y su vino dulce Sciacchetra, Manarola se cree que es la más antigua de las cinco tierras debido a las reliquias medievales que se han encontrado. También es famosa por su gigantesco pesebre, que muestran de diciembre a enero.

Posiblemente por lo estrecho de su puerto, es común encontrar botes aparcados en la ciudad, lo que produce una estampa bastante curiosa.
En varios blogs se recomienda visitar el restaurante Nessun Dorma, que está en una colina al frente de Manarola para ver desde ahí el atardecer. Aunque sabíamos que el atardecer no iba a estar espectacular porque el día se había empezado a nublar, decidimos hacer la fila de más de 20 minutos para esperar sitio en el restaurante y ver desde ahí el anochecer. Se come bien y tienen una terraza con una vista espectacular. El único problema es que el tiempo se pasa sin que uno se de cuenta y luego hay que correr a la estación para no perder el último tren de regreso!

Manarola es el segundo pueblo más pequeño de cinque terre, pero sus paisajes valen la pena la visita y todas las gradas que hay que subir.
Manarola de noche
La lógica decía que al día siguiente deberíamos visitar Corniglia, pero desde la estación hasta el pueblo hay que subir unos 400 escalones, así que decidimos no visitar ese pueblo.


Vernazza

Vernazza es un pequeño pueblito de las cinque terre. Tiene una pequeña cala que funciona a la vez como puerto. Recordemos que cuatro de los cinco pueblos de cinque terre son aldeas de pescadores, por lo que abundan los botes.

Una vez bajarse del tren, nos encontramos las típicas casas de entre tres y cuatro pisos, muy coloridas, que con el paso del tiempo han ido perdiendo parte de su color, pero no de su encanto.


Posiblemente por la fecha en que la visité (domingo de resurrección) y por lo angosto de sus calles, se me antojó un pueblo saturado de gente. Pero una vez que uno se mete a sus callejones angostos, llenos de gradas, la multitud se hace menos latente.

Casi que a cualquier hora es normal ver a los turistas comiendo calamares fritos desde unos conos de papel; una comida muy popular en toda esta zona costera.





A la orilla del mar destaca la Iglesia de Santa Margarita de Antioquia, del siglo XIII, considerada una de las joyas del gótico ligure. Fue construida sobre las rocas de la bahía y está compuesta de dos partes diferentes, la más antigua hacia el lado de la plaza. Durante la ampliación que sufrió en los siglos XVI y XVII su fachada medieval original fue destruida.




A Vernazza se puede llegar tanto en tren como en barco, así como caminando por los senderos del Parque Nacional.


Monterosso al Mare



Monterosso es el último (o primero) de los pueblos de cinque terre según de donde se empiece el recorrido. A mí particularmente me gustó poco, pues a diferencia de los otros pueblos, su arquitectura me pareció más moderna, aunque quedan algunos edificios antiguos.

Es un pueblo que se puede utilizar como base para hacer el recorrido de las cinque terre, porque tiene muchos hoteles y restaurantes. También cuenta con una playa de piedra, a la que le ponen arena para hacerla más atractiva. Aún así, es bastante visitada por los turistas.




Frente al mar, casi escondida, se encuentra la Chiesa di Sant Andrea. Una pequeña pero bonita iglesia del siglo XVIII, construida por una familia noble como capilla familiar. Después de un tiempo quedó abandonada al punto de que la "desconsagraron" y la transformaron en una bodega para botes, que estuvo a punto de ser demolida. A principios de los años 60 un donador privado la compró y luego de restaurarla se la donó a la diócesis de Monterosso con la condición de que se celebrara misa al menos una vez cada domingo.


A Italia se le conoce mucho por su cocina y Monterosso no es la excepción. Aquí, como pueblo pesquero, los mariscos están a la orden del día y se recomienda probar sus anchoas:



La recompensa por subir las montañas es la vista espectacular que hay desde arriba. Si uno se decide a seguir el sendero del parque nacional, podrá llevarse muy agradables sorpresas.





Levanto

Ubicada a 80 km al este de Génova, Levanto se me antoja el punto base ideal para explorar la zona de cinque terre. Desde Levanto se puede tomar el tren que recorre todos los pueblitos y también se puede tomar (una vez al día o dos en temprada alta) el barco que recorre la costa desde Levanto hasta Porto Venere, parando en cada uno de los pueblos de cinque terre.

Levanto tiene muchos restaurantes, bares y hoteles que pueden hacer que tu estadía sea muy cómoda. Además es prácticamente el único pueblo de la zona que cuenta con una playa de arena y está rodeado por bosques de pinos y olivos.

Desde Levanto también se pueden tomar los senderos que recorren el parque nacional de cinque terre, además de ser ideal para el buceo, la natación o para tomar el sol en sus playas. También cuenta con un tipo de arquitectura similar a los pueblos de cinque terre, aunque levemente más moderno.

El paseo marítimo es extenso, empezando en La Pietra, que es el sitio de donde salen los barcos que recorren cinque terre, hasta los antiguos túneles del tren, que ahora son parte del paseo marítimo que une a Levanto con Bonassola.






Aun queda parte de las murallas de la ciudad y de su castillo, cuyo origen es de 1165, aunque la estructura actual es del siglo XVI, que forma parte del centro medieval de Levanto. Está ubicado en la cima de una montaña, lo que facilitaba su defensa.








Cerca del castillo encontramos también la Chiesa di Sant'Andrea, construida alternando el uso de mármol de Carrara y de piedra de serpentina. Su construcción inició en el siglo XIII (hipotéticamente en el año 1222), aunque no fue consagrada sino hasta el año 1463.







En la Piazza del Popolo encontramos la Loggia Comunale di Levanto; un edificio del siglo XIII y reconstruido en el siglo XVI y desde 2007 es considerada por la UNESCO como un "monumento testimonio de cultura y de paz"








Al igual que los otros pueblos de la zona de cinque terre, Levanto está lleno de callejones y escaleras, que nos llevan a descubrir este bello pueblo.





Arrivederci, cinque terre





 


Pisa y su torre inclinada

PISA

Hummm ¡esta vaina está torcida!
Generalmente, cuando alguien te habla de Pisa te dice "Pisa no es más que la torre inclinada". Así que como yo quería ver la torre inclinada de Pisa me fui sin mayores expectativas a conocer la ciudad.

Inicie mi viaje en Milán donde tomé un tren hacia Levanto, porque el fin primordial de mi viaje era visitar la región Le Cinque Terre, por lo que esa sería mi ciudad base y de ahí me movería por la zona.

Después de hacer el check in en el hotel, me devolví a la estación y tomé un tren hacia Pisa para pasar la tarde ahí. El viaje tarda poco más de hora y media y es muy entretenido pues pasa por los pueblitos de Cinque Terre y en gran parte del camino va al lado del mar. También pasamos por Carrara y desde el tren era posible ver las canteras de mármol que han usado grandes escultores a través del tiempo.

Edificio de la oficina de correos
Iglesia de San Antonio Abad
Al salir de la estación central de Pisa nos encontramos con la Piazza Vittorio Emmanuele, una plaza muy alegre rodeada por bellos edificios, como el de la oficina de correos, o la Iglesia de San Antonio Abad. Siempre he creído que la mejor manera de conocer una ciudad es caminando, así que decidí caminar desde ahí hasta la famosa torre, que estaba a poco menos de dos kilómetros ¡Qué bonita sorpresa! El camino estaba lleno de bellos edificios y me pareció una ciudad bastante limpia a pesar de no haber tantos basureros como uno esperaría.

Puente Solgerino e Iglesia Santa Maria della Spina
A mitad del camino llegamos al río Arno, y al lado de uno de sus puentes (Ponte Solferino) encontramos una iglesia pequeñita pero muy bonita: la Chiesa Santa Maria della Spina, eregida en 1230 y luego ampliada en 1325 (no me imagino lo pequeña que podía ser antes de la ampliación). Es de estilo gótico pisano.   



Luego de caminar un poquito más y de pasar al lado del Jardín Botánico, empezamos a ver la parte alta de la torre entre los árboles, hasta que llegamos a la Piazza del Duomo, donde por fin vimos la torre inclinada. Mi primera impresión fue que era más pequeña de lo que me había imaginado, pero bueno, es una cuestión de percepción, porque luego de caminar por la plaza y verla desde distintos ángulos se nota su altura similar a la de un edificio de ocho pisos (mide 56 metros de alto y ya estaba inclinada cuando finalizaron su construcción en 1372). Por supuesto, la plaza del duomo estaba llena de gente posando como si estuvieran empujando o sosteniendo la torre, algo que me pareció divertido pero cansado. 

La mayoría de los visitantes se enfocan en la torre y dejan de lado las maravillosas estructuras que están al lado, como la impresionante Catedral de Pisa, de orígenes medievales y dedicada a Santa María de la Asunción. su construcción inició entre los años 1063 y 1064 y ha sufrido varias modificaciones, incluso en su fachada, con su intervención más radical después del incendio de 1595.

La tercera estructura de este conjunto maravilloso que se encuentra en esta plaza es el Bautisterio de San Juan, cuya construcción inició en 1152 y se completó en 1363. llama la atención su forma circular y su techo abovedado.

Después de dar muchas vueltas al rededor de la Piazza del Duomo, decidimos regresar a la estación, no sin antes admirar el bello Angelo Caduto de Igor Mitoraj que se encuentra en una de las zonas verdes al lado de la torre.





Palazzo Agostini (en ladrillos)

En resumen, que Pisa es más que una torre inclinada. Es una bella ciudad de la Toscana Italiana atravesada por el río Arno, que cuenta con más de 20 iglesias y muchos edificios de importancia histórica, como el Palazzo Agostini (entre otros), que realmente vale la pena visitar durante más que una tarde.




Atardecer en la Piazza del Duomo

Arrivederci, Pisa