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lunes, septiembre 02, 2019

Senza stress a Stresa

Cuando nos gusta viajar, generalmente tenemos nuestra bucket list de los lugares que queremos conocer o porque están de moda, o porque toda la vida hemos querido hacerlo; en otros casos, encontramos un lugar por casualidad y resulta ser una gran suerte! eso me pasó con Stresa. Un día venía en tren de Milán hacia Ginebra y Stresa estaba en la ruta e inmediatamente pensé "tengo que conocer este lugar".



Ubicada en las costas del Lago Maggiore, a unos 90 kilómetros al noroeste de Milán, Stresa es un pueblo de cinco mil habitantes al que se llega fácilmente por tren o carretera. Por ser un sitio turístico, hay hoteles para todos los presupuestos -algunos muy lujosos con jardines impresionantes- muchos restaurantes y gran cantidad de tiendas de artesanías y souvenirs.





Las calles de Stresa nos llevan de una linda sorpresa a otra, pero el gran atractivo de este lugar se encuentra en tres islas que se pueden visitar fácilmente. Para llegar a ellas hay una gran variedad de opciones como barcos pequeños, ferry o incluso un barco privado. Los precios más bajos van desde los 15 euros para visitar las tres islas durante un día.


Nosotros optamos por la opción barata y tomamos el barco que nos llevó primero a la Isola Madre, luego a la Isola dei pescatori y terminamos en la Isola Bella.

Isola Madre

La primera parada del barco fue la Isola Madre. Es la isla más grande de las islas Verbano y fue la primera en ser habitada y ha pertenecido a la familia Borromeo desde 1502. A partir de 1542 la isla empezó a convertirse en un jardín, luego se construyó el palacio y a finales del año 1700 la isla ya se veía como está actualmente. En 1826 se construyeron algunos invernaderos y en 1858 se construyó la capilla familiar.



Esta isla es prácticamente un jardín botánico, con muchas flores y plantas que no se encuentran fácilmente en el resto de Europa y con una gran variedad de aves multicolores y pavos reales que se pasean libremente por la isla. Frente a la entrada del palacio hay un ciprés de Cashemira, único en Europa, que fue arrancado de raíz por un tornado en junio de 2006 y han logrado recuperarlo, manteniéndolo anclado para que no vuelva a sufrir a causa de fuertes vientos o tormentas.



Isola dei Pescatori



Luego de dejar atrás la belleza paradisíaca de la Isola Madre, el barco nos llevó a la Isola dei Pescatori, que es la única de las tres islas que se encuentra habitada con una población cercana a las 50 personas. Es también la mejor opción para almorzar, pues la isla está llena de restaurantes, bares y heladerías.



Como muchos de los pueblitos italianos, la mejor opción para conocer esta pequeña isla es perderse por sus callejones. Hay que subir y bajar gradas que nos llevarán a diferentes puntos de la isla y vale la pena sentarse por ahí a comerse un delicioso gelatto, especialmente si se visita durante el verano, ya que el calor es bastante fuerte.


La Isla de los pescadores es la única de las tres islas que no pertenece a la familia Borromeo. Te da esa sensación de pueblo, con gente amable, tiendas con productos artesanales, y muy bonitas vistas hacia las otras islas o pueblos del lago.



En uno de los extremos de la isla hay un pequeño parque, donde se puede uno sentar para disfrutar la brisa que viene del lago y descansar un poco luego de las caminatas necesarias para conocer estos sitios. También es el lugar ideal para esperar el barco que nos llevará hasta la siguiente isla.

Isola Bella

Isola Bella vista desde Stresa
El siguiente destino al que nos lleva el barco (que funciona como un bus, o sea, se puede tomar a la hora que uno desea, siempre antes de las 18:00) es la Isola Bella. Se considera que Vitaliano VI Borromeo fue el fundador de la Isola Bella. La familia Borromeo -dueños de la isla- mostró interés en ella en los primeros años del siglo XVI. Gracias a ello, Julio César III y Carlos III iniciaron el ambicioso proyecto de construir el palacio que hay actualmente en la isla. La idea de Carlos Borromeo III era construir un casino como un sitio de placer y recreación para su amada condesa doña Isabella y de ahí surgió el nombre de la isla. A la familia Borromeo le tomó unos 400 años lograr que la isla tuviera la apariencia que actual.


La isla cuenta con un palacio de estilo barroco con unas vistas impresionantes del lago. Los amplios salones del palacio muestran la opulencia con la que vivía la familia Borromeo cuando estaban en palacio y alberga la colección de pinturas de la familia Borromeo en la galería del General Berthier. Cuenta con 130 pinturas y junto a la sala del trono y la sala de la reina nos muestra la preciosa colección de la familia. 



En la parte inferior del palacio, Vitaliano Borromeo concibió la construcción de unas grutas donde mantenerse frescos durante los cálidos meses del verano. Estas grutas están decoradas con piedras en colores negro, blanco y rojo y con lava del volcán Vesuvio. Tardaron cerca de 80 años en la construcción de las grutas, ya que buscaron que todas las piedras usadas en la decoración y en los mosaicos de los pisos tuvieran un tamaño y forma similar, así que fueron seleccionadas una a una.


Después de recorrer los impresionantes salones del palacio, subiendo y bajando gradas  para poder admirar toda su belleza, salimos al otro gran atractivo que tiene esta isla: su jardín. 

Un Jardín Barroco Italiano que muestra una geometría casi perfecta en sus arbustos. Este sitio es preservado gracias a la ayuda de varios jardineros que se encargan de podar, fertilizar y hasta experimentar maneras de mantener este lugar. Está construido en terrazas, algunas con estanques y con gran diversidad de plantas.





Creo que el punto más impresionante del jardín lo constituye el Teatro Massimo, con sus esculturas y fuentes 




Desde la parte alta del Teatro Massimo, se puede admirar el bello jardín del amor, con un pequeño estanque central.




Símbolo de la familia Borromeo, en una de las terrazas del jardín


Monte Mottarone


Después de visitar las tres islas en un día, decidimos caminar a orillas del lago al día siguiente para así descansar un poco. Sin embargo, Stresa no es solamente lo que hay a orillas del lago. Casi 1300 metros más arriba de Stresa se encuentra el Monte Mottarone.

Hay un teleférico que nos lleva desde el lago hasta la cima de esta montaña en 20 minutos. El teleférico hace una parada para cambiar de cabina y está la opción de bajar en esa primera parada para visitar el jardín botánico "Alpino". Nosotros optamos por continuar hacia arriba. Una vez llegados a la estación del teleférico y a unos 100 metros, hay una sillitas que nos llevan hasta la cima donde hay un pequeño bar con vistas panorámicas de 360 grados, desde donde se puede mirar el valle del Po, los alpes y siete lagos.





También en la cima hay una montaña rusa que funciona con la gravedad así como un sitio para lanzarse en parapente. Hay zonas para hacer pic nic y disfrutar de la frescura de la montaña y de las vistas impresionantes.


Vista de las tres islas





Como en casi todo teleférico, lo más bonito son las vistas a la subida/bajada. En este caso se pueden apreciar las tres islas que visitamos el día anterior.









Isola Bella

Y con la visita al Monte Mottarone termina mi viaje de fin de semana a este paradisíaco lugar. Yo casi nunca tomo un hotel con piscina porque me parece algo innecesario, pero si decido regresar a Stresa (algo bastante posible) me gustaría hacerlo con más tiempo y tomar un hotel que tenga una para aliviar un poco el calor y la humedad del verano.

Hasta el próximo destino!